“Mi alma tiene sed de Dios, del Dios Vivo; ¿Cuándo vendré y me presentare delante de Dios?” (Salmo 42:2 RVR 1960)
Lo que Core estaba diciendo en este pasaje de la biblia es: “Señor estoy herido y no consigo alivio. Si tuviese un encuentro contigo todo sería tolerable hasta que todo pase.” En este pasaje podemos sentir el llanto de un corazón quebrantado, anhelando consuelo, buscando un destello de Jehová, un alma atormentada que busca descanso, una mente que esta sedienta de una nueva vida, en necesidad de aceptación verdadera.
Es así como el ser humano se siente cuando está separado de Dios, recibiendo el fruto de su pecado. El ser humano necesita alguien que lo entienda, necesita a alguien que pueda perdonar tantos errores cometidos, tantas decisiones erradas. El ser humano en esta condición puede ser comparado con el ciervo que jadea por agua en el desierto.
Llega el momento en que el hombre sabe que necesita un poder de lo alto que lo pueda rescatar, un poder supremo, no un personaje imaginario o una energía proveniente de una nube repentina. Todos necesitamos a Dios, el Dios vivo, el dador de vida, el misericordioso, el que juzga rectamente, el que perdona los pecados, el que conoce nuestras heridas, nuestras faltas, nuestro egoísmo y aun así nos acepta tal cual somos. Dios es el único que nos dará alivio verdadero y sanidad.
¿Pero cuándo podremos ser rescatados de la tiniebla que nos esclaviza? ¿Cuándo podremos aparecer ante Dios? ¿Cuándo podremos estar ante la presencia de Dios? ¿Cuándo podremos percibirlo?
Lo primero que debemos hacer es transitar el camino que Dios ha preparado para nosotros - el camino pavimentado de rojo - lo cual representa aceptar a Jesús en nuestro corazón y caminar cada día de acuerdo con el ejemplo que Jesús nos dejó. Solo a través de Jesús tenemos acceso al Padre. Luego de aceptar caminar con Jesús por Fe, debemos escudriñar las escrituras. La biblia es nuestra guía para el día a día. Dios nos habla a través de su palabra. La Biblia es una carta de amor llena de promesas. Estas dos cosas son fundamentales para reconciliarnos con Dios.
En su palabra Dios nos dice: “Venid a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los hare descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que yo soy manso y humilde de corazón; y hallareis descanso para vuestras almas.” (Mateo 11: 28-29)
Si Dios nos da esta promesa en las escrituras, simplemente debemos creerle. Debemos usar nuestra Fe, y acercarnos a Él con corazón humilde a recibir de su amor infinito – a experimentar El Gran Rescate.
El versículo 11 del salmo 42 nos muestra un detalle aún más profundo que nos ayudara a experimentar aún más a Dios: “Por qué te abates oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí. Espera en Dios; porque aun he de alabarle, salvación mía y Dios mío”
Alaba a Dios en todo momento, aun en medio de la tormenta alábalo. La presencia de Dios está en medio de la alabanza…. ¡Alábalo hoy!