GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS

“Y ahora, concebirás en tu vientre…” Lucas 1:31 RVR1960

Cuando el ángel le dijo a María que concebiría, en esencia lo que él estaba diciendo es que Dios mismo estaba a punto de llevar a cobo la unión eterna entre Dios y la humanidad. Es asombroso que la disposición de María a hacer siempre la voluntad de Dios traería tal resultado a la humanidad: su obediencia permitió comprender cómo alcanzar el propósito de Dios para cada vida. El propósito de Jesús era alcanzar la redención de la humanidad y hacer que las vidas fuesen transformadas por el Espíritu Santo, quedando así de manifiesto la gloria de Dios en la vida del hombre.

A través de esta unión eterna, Dios estaba asegurando a toda la humanidad que solo la obediencia a Jesús produciría una vida con propósito y satisfacción eterna. Todo lo que se necesita para que esta unión intima con Dios tome lugar en su vida es conocer íntimamente al Señor. Al igual que la novia y el novio quieren saber mucho más el uno del otro, del mismo modo tú también debes hacer lo máximo posible para conocer a Jesús.

Conozca a Dios en su Palabra. Lea o escuche la Biblia hasta que sus pensamientos se alinien con los de Dios. Lea una vez más los evangelios de Mateo y Lucas. Deje que el milagro del nacimiento de Jesús se apodere de su corazón. Después de leer Mateo, observe cómo los siguientes capítulos revelan el carácter de Cristo. A medida que los pensamientos, acciones y obras de Jesús pasan a través de su mente, elija hacer lo que Jesús hizo. Permita que la naturaleza de Jesús sea concebida en ti. Elige asumir el carácter de Jesús como se revela en las escrituras.

Recuerda, todas las cosas en la naturaleza comienzan con una semilla. Una concepción también comienza con un diminuto bebé en el vientre de la madre. Como dice la Palabra de Dios: “No desprecies los pequeños comienzos”, Dios comienza con la voluntad y la semilla. Por lo tanto, no dudes, a través de tu obediencia a Jesús concebirás la Gloria de Dios.